La circulación es vida. El estancamiento es la muerte. La actividad laboral es esencial.
Esta es una de las primeras cosas que aprendí como sanadora a principios de los 90. Para las masas de seres humanos que pasan incontables horas del día de trabajo sentados en escritorios y mirando pantallas, nuestra necesidad esencial de movimiento se resiente enormemente. Antes de que nos demos cuenta, el reloj ha ido avanzando y mermando nuestra vitalidad física y mental.
En esta era de alta velocidad en la que vivimos, es fácil justificar la excusa de "no hay tiempo suficiente" cuando se trata de cuidarnos. Pero, en realidad, hay muchas estrategias sencillas y rápidas para cuidar el #1. Incorporar más movimiento y circulación a tu actividad laboral es un buen comienzo para contrarrestar los efectos negativos de una vida laboral sedentaria.
Hacer pequeñas pausas de 5 minutos para moverse, refrescarse y revitalizarse puede hacer maravillas. Esta breve pausa puede aliviar el estrés, mejorar la productividad y la eficiencia, mejorar la actitud emocional y la perspectiva mental, y ayudar a mantener el bienestar interior y exterior si esos minutos se utilizan eficazmente. Y el movimiento puede producirse de muchas maneras, no sólo con el ejercicio físico.
Aquí tienes cinco maneras fáciles de combatir esas agotadoras horas estancadas en tu escritorio, mirando fijamente a tu pantalla que te hacen levantarte y en movimiento en la dirección correcta. Así que anímate y date permiso para tomarte 5 minutos. Tu cuerpo y tu mente se lo merecen y te lo recompensarán con creces.
Es mucho más fácil de lo que crees. Puedes hacerlo directamente en tu escritorio, o puedes ir al baño, a la sala de descanso o a una sala de conferencias vacía y simplemente hacer círculos con cada parte móvil de tu cuerpo. Recuerda RESPIRAR mientras lo haces. Empieza por los ojos, en realidad... ¡sobre todo por los ojos! Han sido asaltados por la luz de la pantalla durante horas y horas. Si quieres conservar lo que te queda de buena vista, asegúrate de hacer circular los globos oculares. Primero en una dirección, luego en la otra. Diez veces en cada sentido. Luego en diagonal y en cruz.
Luego mueve la cabeza en círculos... alrededor de la izquierda, alrededor de la derecha, diez veces cada uno. Respira. Haz lo mismo por todo el cuerpo: hombros, brazos, muñecas, caja torácica. Para las caderas y las rodillas, ponte de pie (¡muy importante para la salud de la zona lumbar!). Por último, rodea los tobillos. Puedes hacerlo de pie o sentado varias veces al día. Cuando termines, sacúdete de pies a cabeza... ¡siente un cosquilleo de placer en todo el cuerpo!
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Todos subventilamos en nuestro detrimento inconsciente. El oxígeno hace que nuestras células se muevan y actúen en el interior con vitalidad y energía. He aquí cómo conseguir que circule más O2 por tu organismo: Coloca la mano justo debajo del ombligo. Ahora inhala para que puedas sentir tu vientre (y tu mano) empujando hacia fuera, luego mueve ese aire hacia arriba para expandir la caja torácica y subir hacia el pecho y los hombros. En cuanto estés lleno del todo, deja que la respiración se vaya, de golpe, relajando completamente la exhalación y aliviando el estrés y la tensión que has estado reteniendo inconscientemente. Déjalo ir. Sin pausa, vuelve a inspirar desde abajo hacia arriba. Haz circular la respiración 10 veces o más hasta que sientas que te invade una oleada de energía renovada.
Desde la antigüedad se sabe que existen puntos reflejos o de presión en las manos y los pies que corresponden a todas las glándulas, órganos y partes del cuerpo. Estimular estos reflejos (reflexología) con la presión de las yemas de los dedos envía un impulso energético a través de las vías energéticas, ayudando al cuerpo a equilibrarse, o a alcanzar la homeostasis.
Unos minutos de reflexología son una forma sencilla y eficaz de poner en movimiento la sangre, activar los nervios, bombear oxígeno y hacer fluir la energía. Basta con introducir las puntas del pulgar y los dedos profundamente en el tejido y entre los huesos de las manos, y/o los pies si es posible. Et voilà, tienes movimiento con sólo pulsar unos botones 😉 .
Aleja tu mente de las cosas del trabajo y apágala... o al menos bájala un poco. Cambia de canal y refresca tu navegador mental. Aparta los ojos de la pantalla. Mira por la ventana a lo lejos y estimula tu visión lejana. Ahora, cierra los ojos y mueve intencionadamente tu energía hacia abajo desde el espacio de la cabeza, 12 pulgadas hacia el sur, hacia el espacio del corazón. Detente allí y siente tu corazón durante uno o dos minutos.
A continuación, desplaza tu atención hacia el vientre, deteniéndote uno o dos centímetros por debajo del ombligo. Respira en el hara, el centro del cuerpo, y siente la calma que allí reside durante unos instantes. Por último, baja la mente hacia los pies y la Tierra. Siente los pies en el suelo y conecta con la energía de la Madre Tierra. Respira su energía hacia tu cuerpo y exhala con un suspiro. Deja que tu mente se sumerja en la energía de la Tierra y quédate allí un minuto. Este pequeño viaje mental te refrescará más allá de toda proporción.
Una canción = aproximadamente 3-5 minutos. Sube el volumen de tu canción funk favorita (o la que prefieras) y despierta y sacude esas células, huesos y músculos con una sesión matinal de baile en el baño (¡o donde sea!). Haz lo mismo en cuanto cierres la puerta al final del día... Rápido, antes de tumbarte en el sofá con el mando a distancia en la mano. Ponte a bailar y muévete al ritmo de la música una o dos veces al día. Es la medicina que te mantendrá joven y vibrante y con las comisuras de los labios hacia arriba.
Para obtener más consejos útiles sobre cómo añadir movimiento a su actividad laboral, consulte al entrenador Carol Piro, o cualquiera de nuestros otros increíbles proveedores, llame o reserve una 1:1 en directo videollamada hoy.