
La planificación de las comidas puede ser una estrategia útil para ayudarle a cumplir sus objetivos alimentarios, mejorar sus hábitos alimentarios y ahorrar tiempo. Una ventaja añadida de preparación de comidas? Las personas que preparan sus comidas tienden a comer menos fuera de casa, lo que supone un enorme ahorro con el tiempo.
Aquí tienes 5 maneras de empezar, o retomar, la planificación de las comidas.
1. Abastece tu despensa
Es mucho más fácil preparar la comida cuando tienes un despensa completa. Piensa en cuáles deben ser tus alimentos básicos -como alubias, arroz integral, frutas y verduras congeladas, frutos secos y semillas- y asegúrate de tener suficientes reservas.
Cuando tienes lo básico a mano, no tienes que dedicar tanto tiempo a pensar qué vas a preparar. Además, si surge algo que interrumpe tu plan, seguirás teniendo opciones sanas y fáciles de preparar.
Cuando estás preparado de antemano, la vida puede suceder sin alterar tu plan.
2. Crear un menú completo
Cuando intentas planificar lo que vas a comer con antelación, te das cuenta de algo: ¡la gente necesita comer a menudo!
A algunos les puede ir bien lanzarse a planificar todas las comidas y tentempiés, pero a otros la idea de tanta preparación puede parecerles insuperable. No tiene por qué ser todo o nada. Puedes empezar poco a poco e ir preparando un menú completo.
Aumentar poco a poco el número de comidas que planifica y prepara puede aumentar su tasa de éxito, ya que los cambios se producen gradualmente y se basan en sus logros.
3. Implicar a la familia
Si tiene niños pequeños en casa, pídales que le ayuden a planificar y a preparar comidas familiares. Les da una idea de lo que hace que un comida sanaAdemás, ofrece la oportunidad de probar nuevos alimentos.
Ponerles a cargo de la preparación de algunas de sus comidas también puede quitarte parte de la responsabilidad y dársela a ellos (¡bien!). Además, el pensamiento crítico y las mediciones que intervienen en la elaboración de recetas y la preparación de comidas son grandes lecciones de la vida real para que los niños reflexionen.
Animar a otras personas de tu hogar a que te ayuden con las comidas te permite conectar con ellas de nuevas formas.
4. Sepa para quién cocina
Cocinar para otras personas te permite conocer mejor su personalidad. Saber lo que les gusta y lo que no, y respetar sus preferencias, puede ser una poderosa forma de demostrar que te importan.
Pero querer cocinar las comidas favoritas de alguien no significa que tenga que cocinar comidas completamente separadas. Puedes unir ambas cosas utilizando las preferencias de tu familia para guiar tu menú y fomentar una alimentación más sana y consciente.
No sólo los niños tienen preferencias alimentarias marcadas. Los adultos también pueden seguir planes específicos o dietas en función de sus objetivos o necesidades de salud. Si éste es el caso en tu casa, ¡la planificación de las comidas seguirá funcionando! Cuando los miembros de la familia tienen necesidades dietéticas específicas, es posible que tenga que hacer más planificación inicial, como determinar qué alimentos pueden cocinarse juntos, pero con el tiempo, la planificación se convertirá en algo natural.
5. Dedicar tiempo a la preparación
Añadir una tarea más a su lista puede parecer imposible, pero le ayudará a largo plazo. Si dedica un tiempo determinado a preparar la comida -por ejemplo, los domingos por la tarde, una noche a la semana, etc.-, le resultará más fácil comer sano. Cuando estás ocupado, la comida ya está cortada, mezclada y montada. Lo único que tienes que hacer es calentarla (si es necesario) y servirla.
Preparar las comidas en casa y prepararlas con antelación también supone un ahorro. Cuando planificas las comidas de la semana, puedes incorporar algunos de los mismos ingredientes en varias comidas. Esto le permite aprovechar al máximo sus compras en el supermercado y elimina el desperdicio de alimentos, ya que no se olvidará de la mitad de un pimiento que tenía en la nevera.
Aunque sabemos lo beneficiosa que puede ser la preparación de comidas para nuestra salud, nuestro tiempo y nuestro bolsillo, es posible que siga bajando en nuestra lista de prioridades hasta que simplemente no la hacemos. Hay una forma de evitarlo: incorporarla a tu rutina semanal.
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Actualizado en enero de 2025